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Amaxofobia

La amaxofobia es una fobia de tipo específico, caracterizada por el miedo excesivo o irracional y persistente a conducir.amaxofobia

La conducción en sí, o la anticipación de la misma, genera un grado elevado de ansiedad que a veces deriva en una crisis de pánico. En casos extremos, el miedo aparece al montar en coche aún cuando no se va a conducir. La ansiedad suele ir acompañada de pensamientos catastrofistas al respecto: «no voy a ser capaz de hacerlo», «con este nivel de ansiedad seguro que provoco un accidente», etc.

Este nivel elevado de ansiedad y estos pensamientos hacen que la persona con amaxofobia evite a toda costa conducir, o, si no le queda más remedio , lo haga con un intenso sufrimiento o malestar.

Es un trastorno que interfiere significativamente en la vida de la persona, pues limita el desarrollo normal de su actividad laboral, familiar o social.

En cuanto a las causas más frecuentes, podemos encontrar:

  • personas en las que desde que aprenden a conducir, viven ese momento con ansiedad, y aunque en muchos casos  obtienen el permiso de conducir, la práctica queda tan asociada a esos momentos de estrés, que se acaba evitando.
  • en otros casos, y a pesar de que la persona lleva tiempo conduciendo,  la existencia de alguna crisis de ansiedad al volante puede quedar asociada e incrementar su intensidad, generando una fobia.
  • por último, estarían las experiencias traumáticas causadas por accidentes de tráfico, que pueden determinar la amaxofobia posterior tanto si se conducía en aquel momento como si no.

Lamentablemente, la amaxofobia, como el resto de fobias, es un trastorno que no remite espontáneamente; todo lo contrario, de no tratarse, suele cronificarse y aumentar de intensidad, provocando niveles de ansiedad cada vez mayores, o generalizándose a un mayor numero de situaciones.

Sin embargo, es un trastorno superable si se recurre a ayuda profesional.

Algunas autoescuelas, como es el caso de Drive Formación en el Puerto de la Torre de Málaga, ofrecen clases de reciclaje para casos leves de amaxofobia. Su profesor Javi Florido, cuenta con formación y experiencia al respecto.

En casos más severos, la terapia psicológica de tipo cognitivo-conductual se ha mostrado efectiva. Desde mi centro psicológico, elaboro programas de intervención de este tipo para superar la amaxofobia, mediante el uso de técnicas de relajación y de manejo de pensamientos catastrofistas, combinadas con clases de reciclaje que permiten un grado de exposición cada vez mayor.

Fobia o miedo?

No es fácil distinguir, ante determinadas situaciones, si sentimos miedo o estamosfobia padeciendo algún tipo de fobia, especialmente si estas situaciones aparecen en nuestras vidas y las tenemos que afrontar con relativa frecuencia. Puede suceder que nos preguntemos, ¿soy una persona miedosa o sufro algún tipo de fobia?

En el caso de los niños, esta línea de separación es mucho más difusa, ya que existen ciertos miedos que son característicos de determinadas etapas del desarrollo evolutivo, y no siempre es fácil saber si se trata de esto, o si el niño tiene un trastorno de tipo fóbico. Suelen aparecer entre los 2 y los 6 años. Generalmente, después de esta edad comienzan a minimizarse. Muchos de estos miedos, como el miedo a las alturas, la oscuridad, los objetos extraños, los animales, la separación de los progenitores, etc., tienen una naturaleza evolutiva y adaptativa o de supervivencia de la especie ante determinados estímulos potencialmente peligrosos, de ahí que se consideren normales siempre y cuando no evolucionen y se mantengan dentro de los limites que ahora veremos.

El objetivo de este post va a ser, por tanto, aclarar y delimitar, en la medida de lo posible, las diferencias entre ambos conceptos.

Aunque la sensación subjetiva de miedo o fobia pueda vivirse como similar, psicológicamente son conceptos diferentes ya que, a diferencia de los miedos, las fobias:

  • se viven de forma más intensa y desproporcionada. Se podría decir que la respuesta de miedo es más acorde a un peligro real, mientras que la fobia es una respuesta reconocida por la persona como desproporcionada respecto al estímulo que la desencadena. Por ejemplo, en un vuelo normal en avión, una reacción de terror sería desproporcionada, mientras que la sensación de miedo al despegar se podría considerar «normal». En etapas infantiles esto tiene un matiz, y es que los niños no siempre reconocen que el miedo sea desproporcionado en caso de padecer una fobia.
  • son reacciones irracionales. Esto quiere decir que la explicación a la persona del carácter inocuo de la situación es irrelevante y no consigue calmarle. Por ejemplo, a una persona con fobia a los perros le resulta irrelevante que le expliques que se trata de un perro tranquilo y que no hace nada, con toda probabilidad su estado de alerta y ansiedad seguirán siendo altos.
  • las respuestas y reacciones de una fobia no pueden ser controladas por la persona.
  • la situación temida es evitada, la persona que padece una fobia huye literalmente de la situación o evita de forma anticipada exponerse a ella. Esta es una de las características principales de las fobias.
  • otra de las características esenciales a la hora de diagnosticar una fobia, es que cause un malestar personal y genere interferencia con la vida diaria. No es lo mismo que una persona con fobia a volar viaje en avión muy de vez en cuando, que alguien que por trabajo u otros motivos tenga que hacerlo a menudo.
  • en las fobias infantiles, el miedo no corresponde a la edad o estadio evolutivo del niño.

¿Qué factores predisponen a que un miedo evolucione hacia una fobia? Los diferentes estudios realizados al respecto muestran como por ejemplo, la tendencia a reaccionar con una elevada activación y retraimiento ante situaciones no familiares, los niveles elevados de ansiedad, la contribución genética o los patrones familiares de miedo y/o fobia, son factores que están relacionados o vinculados con la aparición de miedos clínicos o fobias.

Esto no significa que todas las personas que poseen dichos factores desarrollarán una fobia, pero si es bastante probable que en las personas con algún tipo de fobia se encuentren los factores mencionados.

¿Cómo hemos de actuar si sospechamos que estamos sobrepasando «los límites» entre miedo-fobia? Es importante ponerse en manos de un experto, pues las fobias tienden a cronificarse y no suelen remitir espontáneamente. Es frecuente incluso que aparezcan otras asociadas.

En el caso de los miedos típicos de la infancia, deberemos observarlos y tener en cuenta si corresponden o no a la edad o etapa evolutiva del niño, y que no lleguen a cumplir en ningún momento las características típicas de las fobias mencionadas más arriba. Nuestra actitud en cualquier caso, ha de ser tranquila y sosegada, relativizando el miedo pero nunca menospreciándolo. En ningún caso es recomendable someter a la persona a la situación temida de forma forzosa, mucho menos si se trata de un niño, pues podemos conseguir el efecto contrario al deseado. Aunque la terapia para superar fobias y miedos pasan por enfrentar la situación temida, ha de hacerse bajo la supervisión de un psicólogo y de forma controlada.