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Pautas educativas en la etapa infantil

Es absolutamente normal que como padres, tengamos dudas en muchos momentos acerca de si estamos educando correctamente a Pautas educativas en la etapa infantilnuestros hijos.

Por tercer año consecutivo, junto con mi compañero Rafael Écija, hemos organizado una charla para padres en un centro de educación infantil, en la cual hemos hablado de determinados hitos del desarrollo en la etapa 1-3 años que son determinantes del comportamiento, así como de pautas educativas a seguir para el manejo de situaciones «complicadas» del día a día y para sentar las bases de una educación en futuras etapas del desarrollo, de las cuales resta decir que van aumentando en complejidad. De ahí que sea importante esmerarse desde que los niños son muy pequeños.

Os dejo a continuación un resumen.

  • Las figuras de apego (especialmente el padre y la madre), constituyen la vía principal de transmisión de normas, valores y conductas sociales. De ahí la importancia de sentar una base apropiada en la educación del niño desde casa, que se verá potenciada por otros entornos como el colegio.
  • El comportamiento en esta etapa del niño puede estar condicionado en muchas ocasiones por las características de su desarrollo cognitivo, afectivo o social (por ejemplo, no tiene capacidad para entender determinadas normas sociales, le gusta explorar un mundo que está descubriendo, comienza una etapa de conocimiento de la propia personalidad y autoafirmación de la misma, etc.)
  • Lo anterior no significa que no podamos, o no tengamos que hacer nada. Debemos adoptar un estilo educativo afectuoso por encima de todo, pero con límites y normas razonables y flexibles, y con “exigencias” de madurez acordes a la edad de nuestro hijo.
  • Ha de existir coherencia entre los dos progenitores en las pautas educativas para no confundir al niño.
  • Ante un comportamiento inadecuado, indicárselo de forma clara y sencilla, pero explicándole a su vez el motivo por el que no puede realizar ese comportamiento; ofrecer una distracción alternativa que resulte interesante y motivante para el niño.
  • No aceptar las rabietas como forma de petición.
  • Evitar el castigo como técnica educativa, ya que carece de efectos positivos. Es mucho más efectivo recompensar los comportamientos y actitudes apropiadas.
  • En cualquier caso, si se decidiera aplicar un castigo, este nunca será físico, y se deberá mantener firme.
  • Nunca se debe amenazar al niño con la retirada de nuestro afecto cuando haya un mal comportamiento por su parte. Nuestro afecto ha de ser incondicional.
  • Intentar instaurar, en la medida de lo posible, rutinas en los procesos diarios: alimentación, baño, televisión, hora de dormir, etc. A esta edad son muy importantes porque otorgan al niño sensación de control y seguridad.
  • Promover el comportamiento pro-social: compartir, cooperar, etc.
  • Fomentar la autonomía, permitir que el niño “explore” con límites. Buscar el equilibrio entre la restricción y la permisividad excesivas.
  • Atender las “gracias”, descubrimientos y problemas de nuestros hijos. Para ellos significan un “mundo”.

Espero que os resulten útiles. Hasta la próxima!

Fobia o miedo?

No es fácil distinguir, ante determinadas situaciones, si sentimos miedo o estamosfobia padeciendo algún tipo de fobia, especialmente si estas situaciones aparecen en nuestras vidas y las tenemos que afrontar con relativa frecuencia. Puede suceder que nos preguntemos, ¿soy una persona miedosa o sufro algún tipo de fobia?

En el caso de los niños, esta línea de separación es mucho más difusa, ya que existen ciertos miedos que son característicos de determinadas etapas del desarrollo evolutivo, y no siempre es fácil saber si se trata de esto, o si el niño tiene un trastorno de tipo fóbico. Suelen aparecer entre los 2 y los 6 años. Generalmente, después de esta edad comienzan a minimizarse. Muchos de estos miedos, como el miedo a las alturas, la oscuridad, los objetos extraños, los animales, la separación de los progenitores, etc., tienen una naturaleza evolutiva y adaptativa o de supervivencia de la especie ante determinados estímulos potencialmente peligrosos, de ahí que se consideren normales siempre y cuando no evolucionen y se mantengan dentro de los limites que ahora veremos.

El objetivo de este post va a ser, por tanto, aclarar y delimitar, en la medida de lo posible, las diferencias entre ambos conceptos.

Aunque la sensación subjetiva de miedo o fobia pueda vivirse como similar, psicológicamente son conceptos diferentes ya que, a diferencia de los miedos, las fobias:

  • se viven de forma más intensa y desproporcionada. Se podría decir que la respuesta de miedo es más acorde a un peligro real, mientras que la fobia es una respuesta reconocida por la persona como desproporcionada respecto al estímulo que la desencadena. Por ejemplo, en un vuelo normal en avión, una reacción de terror sería desproporcionada, mientras que la sensación de miedo al despegar se podría considerar «normal». En etapas infantiles esto tiene un matiz, y es que los niños no siempre reconocen que el miedo sea desproporcionado en caso de padecer una fobia.
  • son reacciones irracionales. Esto quiere decir que la explicación a la persona del carácter inocuo de la situación es irrelevante y no consigue calmarle. Por ejemplo, a una persona con fobia a los perros le resulta irrelevante que le expliques que se trata de un perro tranquilo y que no hace nada, con toda probabilidad su estado de alerta y ansiedad seguirán siendo altos.
  • las respuestas y reacciones de una fobia no pueden ser controladas por la persona.
  • la situación temida es evitada, la persona que padece una fobia huye literalmente de la situación o evita de forma anticipada exponerse a ella. Esta es una de las características principales de las fobias.
  • otra de las características esenciales a la hora de diagnosticar una fobia, es que cause un malestar personal y genere interferencia con la vida diaria. No es lo mismo que una persona con fobia a volar viaje en avión muy de vez en cuando, que alguien que por trabajo u otros motivos tenga que hacerlo a menudo.
  • en las fobias infantiles, el miedo no corresponde a la edad o estadio evolutivo del niño.

¿Qué factores predisponen a que un miedo evolucione hacia una fobia? Los diferentes estudios realizados al respecto muestran como por ejemplo, la tendencia a reaccionar con una elevada activación y retraimiento ante situaciones no familiares, los niveles elevados de ansiedad, la contribución genética o los patrones familiares de miedo y/o fobia, son factores que están relacionados o vinculados con la aparición de miedos clínicos o fobias.

Esto no significa que todas las personas que poseen dichos factores desarrollarán una fobia, pero si es bastante probable que en las personas con algún tipo de fobia se encuentren los factores mencionados.

¿Cómo hemos de actuar si sospechamos que estamos sobrepasando «los límites» entre miedo-fobia? Es importante ponerse en manos de un experto, pues las fobias tienden a cronificarse y no suelen remitir espontáneamente. Es frecuente incluso que aparezcan otras asociadas.

En el caso de los miedos típicos de la infancia, deberemos observarlos y tener en cuenta si corresponden o no a la edad o etapa evolutiva del niño, y que no lleguen a cumplir en ningún momento las características típicas de las fobias mencionadas más arriba. Nuestra actitud en cualquier caso, ha de ser tranquila y sosegada, relativizando el miedo pero nunca menospreciándolo. En ningún caso es recomendable someter a la persona a la situación temida de forma forzosa, mucho menos si se trata de un niño, pues podemos conseguir el efecto contrario al deseado. Aunque la terapia para superar fobias y miedos pasan por enfrentar la situación temida, ha de hacerse bajo la supervisión de un psicólogo y de forma controlada.