Qué mala memoria tengo!

La memoria no es sólo la capacidad para almacenar y recuperarmemoria información de nuestro cerebro. De una forma más general, se podría decir que se trata de un complejo sistema de procesamiento de la información: almacenamiento, codificación, construcción, reconstrucción y recuperación de la información.

Esto significa que la memoria es una función que no sólo nos sirve para recuperar información cuando hacemos un examen o para recordar la lista de la compra en el supermercado. La memoria nos permite adaptarnos, desenvolvernos y funcionar en nuestro día a día; gracias a ella sabemos que los calcetines se ponen antes que los zapatos o podemos conducir un vehículo.

Existen numerosas clasificaciones de los tipos de memoria, pero la más aceptada distingue entre:

  • Memoria sensorial: es la encargada de preservar y alargar en el tiempo nuestras percepciones sensoriales, como por ejemplo seguir escuchando un sonido cuando desaparece o seguir viendo el desorden de mi escritorio si cierro los ojos. Este almacén dura tan solo unos segundos.
  • Memoria largo plazo: es un almacén de capacidad ilimitada cuyos datos persisten en el tiempo salvo que exista alguna patología. Nos permite recordar datos de nosotros mismos y de nuestro pasado, como nuestro nombre, donde vivimos, donde nacimos, etc. También está implicada en procesos y habilidades como montar en bici, o comprender el lenguaje.
  • Memoria corto plazo/ memoria operativa o de trabajo: procesa la información previamente a su traspaso a la memoria largo plazo. Para ello utiliza tanto la información que proviene de nuestro entorno como la de nuestro almacén de memoria largo plazo. Esto quiere decir que nuestros recuerdos se construyen no sólo con la información externa, sino también con nuestros conocimientos previos, nuestras expectativas, prejuicios, etc. Además nos permite realizar varias tareas al mismo tiempo. Su mal funcionamiento es el responsable de la típica pregunta: ¿Qué había venido a hacer yo aquí?

¿Por qué falla nuestra memoria? Salvo que exista una enfermedad como por ejemplo el Alzheimer o una Demencia Vascular, los «olvidos benignos» se suelen producir por las siguientes causas:

  • deterioro cognitivo asociado a la edad
  • estrés / ansiedad
  • disminución de la estimulación cognitiva
  • reducción de la actividad física y mental

El papel de la atención es clave fundamental en el funcionamiento de la memoria. Si no prestamos la atención necesaria, el rendimiento de la memoria de trabajo o memoria corto plazo disminuye considerablemente, motivo por el cual es más difícil que queden fijados los recuerdos.

Esto es lo que suele ocurrir en situaciones de estrés. El estrés es un mecanismo primitivo que nos prepara para estar alerta y huir de situaciones «potencialmente peligrosas», lo cual hace que los mecanismos atencionales rindan menos. Esto se traduce en una menor capacidad para memorizar.

Por otro lado, con la edad, no sólo se produce un deterioro cognitivo, sino que además a menudo hay cambios en la rutina diaria propiciados por la jubilación por ejemplo, disminuyendo considerablemente la actividad física y mental y la búsqueda de estimulación cognitiva.

¿Cómo se puede poner remedio a los fallos de memoria?

Existen trucos y ejercicios mnemotécnicos que ayudan a mejorar en este sentido. Así mismo, multitud de juegos de mesa que requieren de nuestra atención, concentración, planificación de estrategias etc., mejoran el rendimiento de diversos procesos cognitivos como la memoria o la atención mientras pasamos un rato divertido. De todo esto  último os hablaré en un próximo post.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *